Publicado el 6 marzo 2013 | por Un pedazo de pan
¡La primavera se huele!
Aparecen ya las primeras flores …
… de pan…
… y también en nuestra terraza.
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Ya al cortar se anunciaban los defectos. El cortador se quedaba pegado a pesar del movimiento rápido y decidido que empleé para el corte.
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Decidí greñar dos al principio de la segunda fermentación y dos al final. En las que greñé al principio de la fermentación, el dibujo quedó más acusado que en las greñadas al final. No quedaron mal -desde luego la masa estaba muy rica- pero no tenían la presencia que yo buscaba. Quizás también influye el hecho de que al ser masa de molletes los cocí muy poco y, quizás, el color no es tan apetecible.
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Eso sí, el bollo partido desvelaba una miga esponjosa y deliciosa.
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Llegados a este punto, decidí que la opción más segura eran masas que tuvieran una hidratación normal -entre 60% y 65%- o masas duras -menor del 60%.
Dicho y hecho, un tercer intento me llevó a utilizar masa candeal típica del bollo sevillano, una masa que combina harina panadera y recia con una hidratación baja y un proceso de refinado, que podéis ver aquí y sobre la que también podeis leer en la estupenda entrada de Panarras.com sobre el pan candeal.
En este caso, formé las porciones de 80 gr. en bola y decidí seguir experimentando: dos bolas las marqué con el cortador tras un reposo de 15 minutos y las otras dos, tras una fermentación de una hora, justo antes de ir al horno.
Estas son las masas greñadas antes de la fermentación, junto a las demás bolas sin greñar.
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Sin fotos del greñado de la flor con masa candeal ya fermentada, el resultado ha sido completamente diferente.
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La cuestión es que en casa no se ponían de acuerdo en cuál de los dos modelos preferían. El greñado antes de la fermentación hace que la flor quede dividida en pedacitos. El greñado tras la fermentación hace que el panecillo quede entero, pero dibujado.
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Por último, volví a preparar las flores de pan pero ya con una masa de pan estándar: una masa al 65% de harina panadera con un toque de centeno integral (10%) y harina integral de espelta (10%), volviendo a hacer el experimento de cuándo marcar los panecillos.
Aquí, un panecillo marcado recién formado y antes de la segunda fermentación. Detrás el otro panecillo esperando a fermentar.
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El segundo panecillo, greñado una vez fermentado, quedó muy bonito… antes de hornear.
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Comparando uno y otro, antes de hornear …
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Y después de hornear…
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Es cuestión de gustos. En casa, fue elegido mejor panecillo por aclamación:
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Como conclusión, he aprendido en este viaje que a este formado tan especial le conviene una masa no excesivamente hidratada. Los mejores resultados son -para mi gusto- los que se obtienen con masas del 65% de hidratación o incluso con la masa candeal (con una hidratación de un 50% más o menos). En ellos, el marcado es más eficaz y el dibujo permanece claro y nítido después del horneado.
Con respecto al momento del greñado, el efecto que se logra greñando antes o después de la fermentación es muy diferente. Mi experiencia es que hay que evitar el greñado con el pan excesivamente fermentado porque lo desgasifica y el dibujo termina con un trazado irregular del panecillo. En cambio, es interesante jugar con la opción del greñado inicial en masas duras, una vez formado el panecillo en bola, para marcar mucho los pétalos de la flor, o bien greñar a mitad de la segunda fermentación para obtener un panecillo redondo, voluminoso con el dibujo marcado pero sin pétalos diferenciados, aunque con suficiente fuerza para abrir y romper por donde queda marcado el dibujo con el calor del horno.
En todo caso, cuanto más avanzada está la fermentación, más tiende a pegarse la masa al cortador, por lo que más útil será enharinar bien e panecillo y utilizar el cortador con decisión y rapidez.
Finalmente con respecto al horneado, los panecillos individuales y de pequeño tamaño deben hornearse a una temperatura más alta que las hogazas de su misma masa y composición. Basta con un aumento de 10º-20º en la temperatura que usemos habitualmente. La explicación es que para alcanzar un buen color dorado, el pan requiere un tiempo mínimo de horneado. Si la temperatura no es muy alta, ello ocurre lentamente y el panecillo se deseca: cuando logramos el color deseado el interior de la masa ha perdido una cantidad excesiva de humedad. Con un temperatura superior de horneado logramos un gelatinización interna a la par que un color externo en un tiempo adecuado para evitar ese exceso de evaporación.
Cada una de tus entradas se convierte en un rato muy agradable que me paso leyéndote. Y he notado que, entrada tras entrada, cada vez son más completas, más bonitas, más enriquecedoras y me gustan más ¡Qué bien qué bien! Un abrazo muy fuerte.
Circe, ya estoy inscrita en Panarras al Sur, asi que espero aprender mucho y seguro que sera un dia inolvidable.
Tu panes de flores me han encantado, ya me atrevere cuando sepa cosas nuevas, besos
Uf yo también me quedo sin palabras, y sin aliento al ver tu paciencia y los diferentes experimentos.
Definitivamente, este blog debería llamarse "La Biblia de los Panes" de Circe.
Saludos
Gracias, mil gracias por elevar mi persona tan alta con tus palabras. Me sonrojas.
Tú si eres especial. Y al lado de una persona especial también hay una familia única. Gracias por vuestra amistad.
Estos bollitos me encantan, pero tus experimentos me dejan boquiabierta. Y es que lo que expones tiene su lógica, pero lo cierto es que pocas veces (o nunca) nos paramos a pensar el porqué de las cosas. Gracias que te tenemos para que nos aclares la mente.
Muchos besos.