Un hojaldre por Navidad
Me gusta variar los entremeses. Me gusta el hojaldre, aunque soy cobarde, utilizo hojaldre industrial. Durante muchos años uno de los platos estrella con los que recibíamos a nuestros invitados eran los quesos camembert en hojaldre. Y seguirán siendo parte de nuestra mesa.
Pero este año descubrí esta otra elaboración y estoy encantada. Creo que con algo de ensalada es un plato por sí misma. Son unas flores de hojaldre con queso gorgonzola, calabacín y salmón, pero el relleno queda en manos del cocinero. Simplemente es enrollar una tira de hojaldre con el relleno y hornearlo en molde de magdalena aceitado para que conserve la forma, sin papel, para que el calor llegue bien a la masa y se hornee hasta quedar crujiente.
Los descubrí en uno de los infinitos videos de cocina que pululan por las redes. La verdad es que los hice una primera vez al pie de la letra y el resultado tenía varios problemas: al doblar la masa para evitar que el queso se saliera, el corazón de la flor era un amasijo de hojaldre a medio cocer, por bien que los hornearas; el calabacín era rígido por fino que lo cortaras y se partía..
Así que puse las células grises a trabajar y desarrollé estas alternativas.
Se trata de conseguir que el calabacín esté flexible para que no se parta al enrollar la flor.
- Cortar el calabacín en ruedas.
- Salarlas.
- Esperar a que suelte agua y se resblandezcan.
- Secarlas sobre un paño de cocina para que no mojen el hojaldre.
Problema resuelto.