Libros
Publicado el 5 agosto 2011 | por Un pedazo de pan
Agua pasada, … sí mueve molino
Las Harineras Cordobesas: Historia, Tecnología y Arquitectura
(siglos XIX-XX)
Tenía pendiente hablar de libros. Tengo 4 ó 5 últimas adquisiciones sobre las que merece la pena pararse a escribir: compartir lecturas es otra forma de compartir el pan.
Esta vez os traigo un libro de los que están fuera de los circuitos comerciales y de la distribución bibliográfica. Tuve noticia del mismo a través del blog Patrimonio Industrial Harinero, que le dedicó una entrada allá por el final del mes de marzo, el mismo día que se ponía a la venta. Los autores son Alberto MORENO VEGA y Yolanda LÓPEZ GÁLVEZ.
El libro ha sido editado graciás a la Fundación Patirmonio Industrial de Andalucía y a la Fundación Juan Rejano, con la colaboración de los Excmos. Ayuntamientos de Peñarroya-Pueblonuevo y Puente Genil.
Nada más verlo supe que tenía que conseguirlo… Fue todo muy sencillo: un correo electrónico a lasharinerascordobesas@yahoo.es, un intercambio de información con uno de los autores y al cabo de una semana tenía mi ejemplar esperándome en la oficina de Correos.
El libro es una delicia. 172 páginas en las que uno aprende sin sentirlo dos grandes lecciones. La primera de las enseñanzas es una clara explicación sobre la evolución técnica de la molienda de trigo, para poder abordar el cambio del molino hidráulico a la fábrica harinera (Capítulos 1 a 3, páginas 1-74). Con el resto del libro, desde la página 75 hasta la 164, los autores nos pasean por la provincia de Córdoba ensenándonos su mejor patrimonio industrial, dándonos una segunda lección: el potencial transformador de la revolución industrial y cómo contribuyó a transformar la economía provincial.
El libro no agota la riqueza del patrimonio industrial harinero, pero sí hace un examen detallado de los complejos industriales más importantes desde la perspectiva de las distintas modalidades, épocas analizadas y valor patrimonial de las instalaciones que aún hoy se preservan. Y ese paseo va regado de bellas fotografías, muchas de ellas de archivos y libros, pero otras tantas tomadas por los propios autores, que hacen. El estudio incluye el análisis arquitectónico, el detalle de los tipos y modelos de maquinaria empleadas y de las capacidades de molturación comercialización de las industrias examinadas.
He conseguido aprender (un barniz de conocimiento, vaya) y ver cómo es la molturación del trigo y su evolución histórica hasta llegar a la etapa industrial. Ello me ha hecho apreciar esa industrialización y lo que ha supuesto en la evolución alimentaria y en la económica de poblaciones históricamente pobres, mal alimentadas y poco insdustrializadas como las andaluzas. A pesar de lo denostado entre los “adictos” al pan de la industrialización de la molienda y la elaboración posterior del pan, el proceso de modernización de los molinos en el siglo XIX y en el XX conllevó no solo una mejora alimentaria, sino muy especialmente el desasrrollo de las redes eléctricas locales de la mano de los procesos industrializadores.
De ello es buena muestra el recorrido que hace el libro comentado por harineras cordobesas que fueron a la par industrias eléctricas que abastecían de energía eléctrica la población en la que se encontraban e incluso poblaciones vecinas. Es el caso del conjunto industrial de “La Alianza” y de las industrias “Nuestra Señora del Carmen”, ambas de Puente Genil, de la elecgtro-harinera “San Lorenzo” de La Rambla, la Fábrica de Harinas “San Antonio” de Cardeña, o la Electro-harinera “Palma del Río”, en la población del mismo nombre. Ese impacto fabuloso de la industrialización molinera, aunque esbozado en el libro, podría ser objeto de análisis más profundo.
La mayor parte de las once harineras examinadas, tan sólo dos continúan a fecha actual elaborando harina: son, en concreto, la fábrica de harinas y aceites “La Ascensión” (“Antonio Cano e Hijos, S.A.) de Luque y la electro-harinera “San Lorenzo” de La Rambla. Del resto, algunas han mantenido su actividad molturadora hasta fechas recientes, entre 1980 y la primera década del siglo XXI.
Las harineras hoy cerradas se encuentran en situación diversa. Una de ellas está inscrita en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural con la tipololgía de Monumento: Fábrica de Harinas “Santa Cándida”, que fue fundada por Antonio Carbonell y Llacer (sí, el del aceite Carbonell, un importante industrial cordobés del siglo XIX), fue catalogada desde el 30 de junio de 2009, aunque ya no pertenece al grupo Carbonell.
Además, se encuentran restaurados en diferente gtrado los edificios siguientes, con usos diversos:
- Conjunto Industrial “La Alianza”, en Puente Genil, construida por el ingeniero francés Lemoiniez en 1887;
- Fábrica de harinas “Nuestra Señora del Carmen”, en Puente Genil, que es hoy un hotel de cuatro estrellas, cuya restauración respetuosa de la fachada parece no ir acompañada de la conservación de elementos interiores que recuerden su origen de industria harinera (pero no he estado allí aún);
- Fábrica de harinas “Santa María”, de Peñarroya-Pueblonuevo, cuyo edificio pendiente de terminar la restauración será dedicado a “Museo de la Harina y del Pan“.
- Parte del edificio de la fábrica de harina “San Antonio” de Cardeña ha sido donado por sus últimas dueñas al municipio para su reutilización como museo etnográfico.
- El silo y la nave donde se fabricaban harinas de la Electro-harinera “Palma del Río”, en la población del mismo nombre ha sido preservado como parte de la memoria visual de la localidad. El resto del conjunto está en avanzado estado de deterioro y abandono.
El estudio, en su conjunto, se lee rápidamente y con placer. Es una fuente de información preciosa, que incita a seguir buscando más vestigios molineros, tradicionales, industriales o contemporáneos, para su análisis econonómico, arquitectónico, social, antropológico y gastronómico. Sin duda, Córdoba, como el resto de las provincias del Valle del Guadalquivir, bebe en un pasado de importante producción cerealista, que hoy tiene un peso menor en la economía regional. Una vuelta al menos a la dimensión cultural de este pasado puede mover hoy nuevos sectores económicos de servicios culturales y recuperación del patrimonio en la región.
Como comenzaba esta crónica, “Agua pasada … sí mueve molino“, si queremos.